El Alma es libre

El Alma no tiene miedo de expresarse, quien teme es el ego.

 

“Donde se expresa el alma, se desvanece el control, el juicio, el egoísmo y el miedo a lo desconocido”.

 

Si esto ocurre, el Yo externo se rinde, sus recursos quedan obsoletos, no tiene a nadie a quien convencer, a nadie a quien engañar o idolatrar, conformar o castigar.

 

Ese es el verdadero despertar, el darse cuenta internamente, en silencio, en soledad absoluta y plena, ahí es donde nos reconocemos. Cuando la soledad se vive en gracia, en forma consciente, lo externo no modifica nuestra esencia.

 

El Alma experimenta

 

El alma nos permite experimentar, no hay un camino equivocado ante dos caminos, se puede elegir uno, y luego cambiar, porque el cambio es lo natural. El alma vive, crece, juega y quiere que nos divirtamos en ese camino elegido. Cuando riegas esa semilla, ya no estás en la preocupación de lo que vendrá. El alma es simple, es calma, es amor puro. El amor no es una relación, es una cualidad que sólo se expresa en nuestro interior, nace y florece, crece cada día más.

El Alma libre siempre goza de protección y providencia divina, fluye en lo desconocido, agradeciendo cada desafío.

La integración y transmutación de energías se vive en cada relación, en cada aprendizaje, en cada evento, todo contribuye a  la evolución del Alma, que necesita del cuerpo físico para la experiencia.