Red neuronal

En nuestro cerebro, las creencias, los pensamientos y los sentimientos están construidos e interconectados entre sí en una red neuronal. Cuando percibimos algo que está sucediendo y nos afecta una emoción, nuestro cerebro no conoce la diferencia entre lo que ve en su entorno en ese momento y lo que recuerda, y lo trae a la memoria, porque se activan las mismas redes neuronales. Hay emociones que están asociadas a determinadas experiencias vividas, y respondemos de la misma manera cuando estamos ante situaciones similares a aquella primera experiencia.

 

“Un caso para tomar como ejemplo es el de una mujer que llega a los 60 años y no se atreve a compartir sus sentimientos con nadie porque cree que molesta.” A esta mujer, desde muy chica sus padres le decían que hablar sobre situaciones o cosas que a ella le pasaban era molestarlos, porque estaban muy ocupados trabajando todo el día. Ella creció toda su vida con esa creencia y el miedo a causar problemas y preocupaciones estaba presente en su vida cada vez que intentaba abrirse y hablar con otras personas sobre sus sentimientos.

 

Cambiar esta creencia, de que no molestamos a nadie cuando nos expresamos, fue parte del proceso de re-actualizar ese mensaje, re-significarlo para iniciar en el camino de comunicar, confiar y permitir expresar lo que le pasaba.

A veces, con solo expresar los que nos acontece, empezamos a sanar, ya que los pensamientos negativos y emociones bajas que se repiten, nos consumen energía vital.

 

Neuronas espejo

Como seres humanos tenemos la capacidad de percibir los sentimientos de los otros poniéndonos en su lugar y experimentando sensaciones o pensamientos similares, a partir de la interrelación.

Esta capacidad, conocida como empatía está sustentada neuro-fisiológicamente en unas estructuras cerebrales, las neuronas espejo, que son un tipo particular de neuronas que se activan cuando una persona realiza una acción, pero también cuando esta observa una acción similar realizada por otra. De esta manera, ampliamos el espectro de experiencias gracias a lo que les sucede a otros, del mismo modo que si nos estuviera sucediendo a nosotros.

 

Hoy sabemos que nuestra realidad está creada por nuestros pensamientos y creencias e influenciada por las emociones asociadas a estas situaciones percibidas, ya sea por experiencias propias o por la identificación con experiencias ajenas.

 

Es posible que podemos cambiar lo que sentimos frente a determinada experiencia, reconociendo la emoción asociada a ella, observando lo que nos pasa y tomando conciencia. Podemos resignificar la creencia para poder actuar de la manera que queremos frente a una determinada situación.