“Mi búsqueda, mi modo de reconexión”. Por Cecilia Baroli

La búsqueda incesante fue lo que siempre me guió, la clave de este proceso, la búsqueda de la verdad, sólo eso era lo que por años me decía.  A “esa verdad” la busqué durante años afuera y de todas las maneras. Estudié e incursioné en distintas disciplinas. Mis comienzos fueron la teosofía, vidas pasadas, astrología, biodescodificación, metafísica, luego seguí con registros akáshicos, tarot, cuarzos, técnicas pleyadianas, entre otras…

Estos aprendizajes me sirvieron para constatar, y hasta validar que lo que me acontecía, se replicaba también en otros seres, que no estaba loca, ni era la rara, ni la diferente. Encontré resonancia en algunas experiencias y vivencias de otros seres, conecté con una energía que algunos “conceptualizaron” de una manera simple y clara (en este plano necesitamos de conceptos).

Sin saberlo fui creando un método de comprobación propio, un modo autodidacta de recibir información. Esa información recibida, que es luz, me ayudó a iluminar las zonas de ausencia de luz, y de a poco esa verdad se fue develando desde mi interior. 

Esa luz fue sacando capas densas de creencias, programas propios y ajenos, que nos alejan de nuestra identidad, de nuestra verdad. Ese alejamiento nos lleva a creer sólo en lo que vemos, y parecería que vemos una película donde siempre cumplimos distintos roles, pero no podemos salir de ella. Esos roles, siempre se juegan en la dualidad, a veces víctima, a veces verdugo/victimario.

Cada uno puede comenzar por distintas circunstancias, algunos en forma natural, otros en la búsqueda del conocimiento, otros por intentar conocer su propia verdad. El innato guía, no hay un sólo modo, hay infinitos, tanto como seres humanos.

El conocimiento nos abre un pequeño haz de luz, sólo eso.